Diabético y corredor de maratones, ¿cómo lo hace?


  Noticia traducida de mi blog del portal: El Nuevo Herald
 Tema: Don Muchow - diabético - atleta
Palabra clave en la noticia: atleta

POR LESLIE BARKER The Dallas Morning News
 El médico de Don Muchow le llama el “superhéroe diabético mutante”. 

No es para sorprenderse, porque en los pasados 12 meses, el atleta de 56 años, de Plano, Texas, ha completado hazañas que aun la persona más saludable difícilmente puede pensar intentarlo.

Cuatro maratones en cuatro días seguidos. 

Un Ironman completo (2.4 millas de nado, 118 millas de ciclismo, una carrera de 26.2 millas). 

Un ultra maratón de 100 millas. 

Y, a mediados de octubre, el relevo Capital to Coast de 223 millas, que corrió solo.

 “Estoy haciendo lo que otros hacen”, dice Muchow, “pero con una mano atada tras mi espalda, verificando el azúcar en sangre”.

Es la tercera persona en la historia de ocho años de la carrera, que corre las 223 millas por sí mismo y el primer diabético Tipo 1 que lo hace. 

Eso es impresionante porque la logística y la planificación son casi incomprensible.

Añada a eso el hacerse la prueba de azúcar en sangre, verificando el monitor continuo de glucosa, asegurando que descansa suficiente y come suficiente. 

Hay que mantener el equilibrio entre ejercicio, insulina y dieta. 

Un desliz, un tropezón, y puede morir.

☛ Muchow fue diagnosticado con diabetes Tipo 1 a los diez años de edad. 

Sus maestros de educación física lo disuadían de hacer ejercicio, así que no lo hacía. 

Pero en ☛ el 2004, con 50 libras de sobrepeso y sin manejar bien la diabetes, desarrolló problemas de circulación. 

La sangre goteaba en el ojo, una condición llamada retinopatía, y fue sometido a un tratamiento para cauterizar los vasos y prevenir el desprendimiento de la retina. 

Fue un llamado de alerta, llevándolo a la determinación de comenzar a cuidarse.

Su primera carrera fue un 5K, en que su esposa, ☛ Leslie Nolen se había inscrito. 

Le tomó cerca de una hora correr esas 3.1 millas. 

Completó un medio maratón en el 2009, un maratón completo en el 2011, un 50K en el 2013. 

Pero, que más puede hacer un superhéroe diabético sino completar un Ironman, un maratón cuádruple, el 100 millas ultra y entonces el Capital to Coast. 

Hace tres años, completó la carrera de 223 millas de Austin, Texas a Corpus Christi, Texas, como parte de un equipo de relevo cuyos corredores tienen diabetes.

Sin embargo, este año lo hizo solo. 

✄ Él y, se apresura a añadir, su equipo: Nolen, jefa de equipo; Angie Wagner, navegadora y conductora y Josh Fabian, un compañero Tipo 1 que ha corrido eventos de 300 millas por sí solo y fue quien marcaba el paso de Muchow durante la mitad del evento.

Su estrategia de carrera comienza como apuntes en una tarjeta índice con los nombres de los pueblos por los que pasaría. 

Terminó siendo una gran hoja de cálculos, dice. 

✄ Cada minuto estaba planificado”.

Incluidos estaban pausas para descanso (cada tres a cuatro millas hasta que ☛ Nolen determinó que necesitaban ser menos seguidas para garantizar que Muchow terminara la carrera antes de que terminara el tiempo); pausas para dormir (algunas veces de diez minutos, algunas de 90; nunca más de tres horas); cuán a menudo monitorearía el azúcar en sangre. 

Tenía dos formas de hacer esto: mirando las lecturas de su monitor continuo de glucosa o haciendo pruebas manuales con un medidor de glucosa (pinchazo en el dedo). 

Si necesita más insulina lo recibe de su pompa de insulina a través de un puerto de infusión en el abdomen.

Y entonces está el asunto de la comida:

✄ “Normalmente, con una rutina activa de ejercicio Tipo 1 de una hora o más, usted está sensible a la insulina. 

✄ Todo lo que obtiene va hacia el almacenamiento de energía del alimento, haciéndolo disponible a los músculos. 

✄ Eso significa que necesito comer más para reemplazar lo que estoy quemando y se multiplica el efecto de cada pequeña cantidad de insulina que recibo”.

✄ El calor, las ampollas, o el agotamiento pueden tener “un tremendo efecto en la dirección opuesta en el azúcar en sangre. 

✄ Mayor cantidad de insulina no ayudará ya que el cuerpo trata de utilizarla para almacenar energía y ese mismo cuerpo clama por más energía para no ser almacenada”.

Las pausas para combustible eran, por necesidad, cada tres millas. 

Durante 88 horas en la carretera, perdió siete libras, quemó 20,000 calorías, bebió 20 galones de agua o Gatorade e ingirió 35 tazas de pudín, yogur, mandarinas o melocotones.

Una vez se detuvo en un ☛ Dairy Queen, una en Whataburger para la hamburguesa con queso tamaño junior con aros de cebolla, aderezo ranch y ketchup. 

De acuerdo con uno de sus listados, él pensó en ambos restaurantes de comida rápida un estimado de 70 veces.

Los períodos de tiempo más largos y difíciles eran los segmentos de las 10:30 p.m. hasta el amanecer, cuando las carreteras están inseguras y oscuras. 

Vestía un chaleco iluminado y una lámpara de cabeza. 

En momentos estaba tan cansado que, si se quedaba quieto, se dormía de pie. 

Antes del amanecer del día 3, estaba cansado, cojeando, necesitando más pudín y Gatorade. 

✄ “Vi una baranda y decidí ir a sentarme”, relata. “Entonces se volvieron cajas de madera. Luego se tornaron en una colonia de hormigas bravas. Estaba alucinando”.

En un momento, otra camioneta de otro equipo de relevo pasó por el lado y le ofreció dos de sus corredores, que habían terminado sus segmentos de relevo, para marcarle el paso. 

Eran integrantes de ☛ Team Diabadass, un equipo de corredores diabéticos de relevo que Muchow había organizado varios años antes.

✄ “Uno me mantenía despierto; otro me hacía pensar en otra cosa que no fuera el calor”, dice Muchow. 

✄ “Cada vez que me inclinaba a un lado” (del cansancio), “me empujaban de regreso a la posición”. 

Él podía saber cuándo sus niveles de azúcar en sangre estaban bajos por su zancada, que se volvía floja. 

Había entrenado por tanto tiempo y tan fuerte que podía reconocer las señales. 

Pero, como explica, “tenía una urgencia casi primaria de completar lo que había comenzado.”

Durante esos tres días, ☛ Muchow puede haberse preguntado si había alcanzado la meta en el tiempo designado. 

Pero dice, ✄ “nunca hubo un momento físico en que no pensara que lo iba a lograr”.

Su primera comida luego de cruzar la meta fue pescado frito. 

Luego carne. 

✄ “Comía mucha carne, huevos, pollo, carne a la barbacoa”

También dormía de 12 a 14 horas corridas, a menudo soñando que no terminaba la carrera. 

Pero entonces veía su medalla, sus cuatro pares de zapatos desgastados, su sombrero de ala ancha, sus gafas de sol, ese hermoso letrero de haber llegado a la meta.

✄ “Mirando por encima del hombro”, dice, “reconozco que eso es un logro”.

Así que, como todo el mundo le ha estado preguntando, ¿qué es lo próximo? 

Su plan es ser el primer Tipo 1 en correr el Vol State 500, una carrera diagonal a través de Tennessee. 

Si eso va bien, lo próximo sería correr a través de Estados Unidos en 2020, año en que cumplirá 60 años.

✄ “Cada paso en el camino”, escribe en un correo electrónico, “he aprendido más. Sobre lo que no sabía sobre correr. Sobre lo que solo pocas docenas de corredores de ultra resistencia Tipo 1 saben sobre la interacción de la diabetes Tipo 1 y el estrés. Y sobre la maravillosa elasticidad del espíritu humano”.

En los pasados 12 meses, Don Muchow, atleta de 56 años y diabético, de Plano, Texas, ha completado hazañas que aun la persona más saludable difícilmente puede pensar intentarlo. Andy Jacobsohn TNS

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